También se pueden adquirir en puestos de venta callejeros o en las estaciones de tren (shinkansen), ya que muchos acostumbran a comer mientras están de viaje. Éstos últimos se llaman Ekiben (bentos de estación).
Nosotros probamos algunos viajando de Tokio a Kyoto utilizando de apoyo las bandejas reclinables del asiento de adelante tal como ocurre en los aviones. De hecho en los aeropuertos de Japón también existen puestos de venta. Las cajitas se fabrican en distintos materiales: de madera, plástico, cartón; con distintas formas y diseños. En general los que se encuentran en los puestos callejeros o estaciones de trenes son los más sencillos y baratos pero los hay también formales, en madera y decorados. Incluso algunos vienen con la tela para ser transportados con el tradicional furoshiki (técnica japonesa que consiste en envolver objetos con tela ya sea para regalar o simplemente para transportarlos).
Algunos bentos salen a la venta en determinada época del año o son característico de una región de Japón, por lo que incluyen alimentos (verduras, pescados, frutas, etc) estacionales o propios de la zona.
Otros por su envase aluden a algun personaje famoso como Hello Kitty o típico de una región como Momotaro de Okayama. La historia de Momotaro es la de un niño que llega a modo de bendición flotando en el río dentro de un durazno gigante a una pareja de ancianos que no puede tener hijos (el bento viene en envase plástico con forma de durazno).
Lo bueno en estos casos, es que uno puede quedarse con el envase de recuerdo, ya que suelen ser de madera laqueada o plástico durable y de alguno de nuestros personajes favoritos.
Como verás, el bento japonés sería el equivalente al famoso “taper”, palabra españolizada en alusión a la marca “tupperware”, tan famosa mundialmente.
El llevarse comida en un recipiente para trasladar (comida rápida) no es una tradición reciente en Japón (se remonta el Período Kamakura 1185 a 1333) ni tampoco es una tradición exclusivamente japonesa. De hecho existen en otras culturas otras versiones de “viandas” tales como en India (Dabbawala o tiffin que son de hojalata o aluminio), Corea (Dosirak) o Filipinas (Baon).
Sin embargo, lo que más me llamó la atención del bento japonés fue su equilibrada composición nutricional y la frescura de sus ingredientes.
En los bentos siempre está presente el arroz blanco (para ellos es el equivalente de nuestro pan), verduras variadas (calabaza, zanahoria, brócolis, repollo en pickle, coliflor, lechuga, algas, etc) y alguna fuente de proteína (huevo, cereales, tiritas de carne roja, cerdo o fundamentalmente pescados y mariscos de todo tipo). Como se darán cuenta, muy parecido al sushi que comemos acá.
Algunas pueden incluir en algún compartimiento algo dulce, a modo de postre (ej. un pedazo de manzana o gajos de naranjas).
El bento reúne dos características que me parecen muy importantes: comida casera y a la vez nutricionalmente completa y variada. Se incluyen los tres macronutrientes: hidratos de carbono, proteínas y grasas de buena calidad (carnes magras, pescado) en porciones chicas, que sumadas aportan un plato que da saciedad, siendo equilibrado.
A su vez al comer variado, alimentos de distinta textura, color y forma de presentación, podemos evitar aburrirnos de comer siempre lo mismo sin caer en la tentación de la comida chatarra.
Gracias a que los compartimientos estén delimitados por las divisiones de la cajita, podemos controlar mucho mejor la cantidad de lo que comemos.
Es decir que las calorías estarán limitadas por el tamaño del bento y a su vez si en cada compartimiento colocamos alimentos de distinta composición nutricional podemos garantizar que estén presentes todos los nutrientes necesarios.
A su vez, los alimentos que se sirven en los distintos compartimientos se encuentran cortada en pequeños trozos, listos para comer con palitos (o hashi).
En mi trabajo como nutricionista me encuentro de manera recurrente con la preocupación de comer sushi por el temor de engordar por el arroz, sin tener cuenta de que el subir de peso no es atribuible a un sólo alimento ni a las pobres llamadas "harinas" que tienen tan mala prensa.
Sabemos que en su justa medida los hidratos de carbono son necesarios y deben aportar el 60% del valor calórico diario. Sabemos que subir de peso tiene que ver con ingerir más calorías que las que gastamos con la actividad diaria (incluida la actividad física) y que no es lo mismo consumir calorías provenientes de las grasas que de las proteínas o hidratos de carbono, o sea, que la calidad de lo que comemos también cuenta.
Si bien Japón, sobre en todo en Tokio, se ha occidentalizado mucho y como se imaginarán existen todas las cadenas de comida fast food, los japoneses mantienen el desayuno clásico con arroz, sopa, natto (poroto de soja fermentado), pescado, etc (eso se ve en los hoteles que lo ofrecen junto con el desayuno continental) y muchas comidas tradicionales de las cuales les iré contando en otros post como okonomiyake (omellette), takoyaki (buñuelo de pulpo), yakitori (brochette), sukiyaki (guisos) o los famosos ramen (sopas).
Japón tiene una de las poblaciones más longevas, existen estudios sobre eso en Okinawa y si uno analiza su alimentación se da cuenta de que todo está en el equilibrio nutricional (ellos comen de todo un poco) y en la actividad física diaria (es impresionante la cantidad de escaleras que existen por todas partes y el uso de la bicicleta está muy difundido)
Otra característica importante es que consumen grasas saludables con el alto consumo de pescado, rico en ácidos grasos omega 3.
Entonces: Coman sushi sin culpas, sin pensar en el arroz como el enemigo y teniendo en cuenta que se trata de una comida muy equilibrada y rica en nutrientes. De última lo que uno puede hacer es considerar esta comida como si hubiera comida pastas con verduras, cuyo consumo se suele recomendar en 2 veces por semana.
Otro consejo: mientras no existan tiendas de bentos japoneses, hagan su propia versión en un tupper con divisiones, siguiendo los consejos que proximamente les compartiré. Y si llegan a viajar a Japón, no dejen pasar esta experiencia. En mi primer viaje por estar embarazada no me animé a comerlos por si algunos de sus ingredientes eran crudos pero en mi segundo viaje aproveché.
Más abajo les adjunto algunas fotos de algunos bentos que probamos allá.
Más abajo les adjunto algunas fotos de algunos bentos que probamos allá.
Si te gusta la idea de llevar tu
vianda al trabajo o preparársela a tu hijo para el colegio, inspirándonos en lo
mejor de esta costumbre japonesa, tomate unos minutos para leer mi próximo
articulo con consejos que te pueden ayudar. Yo mientras tanto sigo recordando
mi querido viaje a Japón.
Lic. Lucía Gelly Cantilo
Bento de Momotaro comprado en Okayama - Viaje 2011
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