martes, 13 de febrero de 2018

UN DÍA EN EL MUSEO GHIBLI (PARTE 1)



Cuando supimos que para ir al Museo Ghibli había que comprar las entradas 1 mes antes, (las entradas del mes de octubre estuvieron a la venta el día 3 de septiembre a partir de las 10 de la mañana hora Japón, o sea 10 de la noche del día anterior en Argentina) y luego de intentarlo y  comprobar lo difícil que era poder acceder, ya que una y otra vez la página web del museo nos rebotaba aún cuando estábamos en etapas avanzadas de la compra, creímos que poder ir era una misión imposible.

Sin embargo, gracias a haber insistido varias veces y tras 40 minutos de intentos fallidos, con sorpresa vimos que el importe de la tarjeta de crédito se había acreditado y las entradas habían sido enviadas a mi correo electrónico. No se imaginan la emoción y alegría que sentimos.  Aún más al darnos cuenta que las mismas se habían agotado en menos de 24 horas de salir a la venta.

Nuestro sueño de conocer el Museo del estudio Ghibli, estudio de animación fundado por Isao Takahata y por Hayao Miyazaki, animador japonés más importante y aún vigente a pesar de su edad (actualmente tiene 77 años) y director de famosas películas como "Mi vecino Totoro", "El viaje de Chijiro", "Ponyo", o "El viento se levanta", ganadora de los premios Oscar en el año 2013, como lo fue "El viaje de Chijiro" en el año 2002, se iba a hacer realidad.

Para llegar a la estación de Mitaka, tuvimos que hacer combinación de trenes de la línea Yamanote y tren de la Chuo Line  y luego para llegar al Museo desde la estación de Mitaka, nos tomamos a 1 cuadra el bus del Museo, amarillo y con dibujos de Totoro en su exterior, que nos alcanzó hasta el extremo del Parque Inokashira donde se encuentra emplazado el mismo.

Ya desde ese momento uno sentía la emoción de estar viviendo una experiencia única, además de poder ver por la ventana el barrio muy encantador donde se encuentra, con muchos árboles y bosques equivalentes al Central Park de Nueva York o en menor escala a los lagos de Palermo en Buenos Aires.

Respecto del Museo, no puedo mostrarles fotos por dentro salvo de las zonas al aire libre, ya que en el interior del mismo estaba prohibido sacar fotos o filmar.

Sí les puedo decir que pese a todos los transportes que tomamos, valió definitivamente la pena y haber ido será una de las experiencias que con más emoción y cariño recordaremos.

Al llegar al mismo, y mientras hacíamos la larga cola que por suerte avanzaba bastante rápido, quedamos encantados por sus jardines y su edificación tipo castillo de colores vibrantes; y ya en la puerta, entregando el comprobante de pago on line impreso, recibimos las entradas increíbles que consisten en unas tiras de diapositivas que se entregan azarosamente con escenas de películas de Ghibli. Ya con eso, arrancábamos muy bien!!

El Museo en sí mismo, por su arquitectura, sus vitreux, sus habitaciones en las que se exponían el mobiliario y elementos de trabajo que utilizaba Miyazaki, así como sus espacios de tienda de regalos y librería, entre otros rincones, vale la pena conocer.

Además de las habitaciones que recreaban los ambientes de trabajo del director, en las cuales podías aprender la dinámica de la animación, haciendo pasar con una manivela, los dibujos en etapas, logrando así el movimiento de sus personajes y objetos en escena o  ver bocetos de dibujos hechos a mano, el museo contaba con otros espacios de exposición permanente, uno de ellos el que nos resultó más emocionante: un salón donde podías ver las distintas etapas de la animación y observar cómo maquetas que en reposo tenían sus personajes en determinada posición, al dar vuelta y tomar velocidad como un carrousel, parecían cobrar vida y adquirían movimiento en 3D. Ésto fue lo que más nos impresionó!!

Las habitaciones de la casa eran interesantes por su ambientación, ya que fue el mismo Miyazaki quien diseñó el museo que parecía sacado de una de sus películas ambientadas en Europa. Sin embargo, ese salón de máquinas cinematográficas nos conectaba con el mundo mágico de la animación que logra "engañar nuestro sentido de la vista" y hacer que veamos el movimiento donde en realidad no lo hay. 

Espero estar pudiendo transmitirles bien de qué se trata porque ahora que lo recuerdo se me pone la piel de gallina y vuelvo a sentir el deseo que estar ahí, sin querer irme como aquella vez que pasé varios minutos, quizás media hora, como una niña casi con lágrimas de la emoción, viendo aquella escena una y otra vez.

También conocimos la famosa reproducción del nekobus de peluche enorme,  que lamentablemente sólo los niños pueden meterse dentro de él y trepar hacia su techo y tirarse desde arriba como si fuera un tobogán, todo al cuidado de los que trabajan en el lugar.

Les confieso que moríamos de ganas, nosotros también, de quitarnos los zapatos y a la par de nuestra hija, sumergirnos al mundo de Totoro.

Lamento no tener fotos de ese momento que con tanto entusiasmo disfrutó Olivia y que pudo repetir por segunda vez consecutiva.

Además el Museo cuenta con exposiciones temporarias y esa vez tuvimos la suerte de conocer la exposición de las comidas de las películas de Ghibli. Los que habrán visto muchas de ellas, habrán notado el protagonismo que la comida tiene en sus películas. Viene a mi mente los bentos que les preparaba Satsuki a su padre y a su hermana Mei, antes de irse al colegio por la mañana bien temprano en la película "My neightbor Totoro". Otras comidas se nos habían pasado totalmente inadvertidas y la exposición nos recordó varias escenas donde distintos platos eran los protagonistas. Nos gustó mucho! La exposición contaba con una cocina en tamaño real, con réplicas de comidas o utensilios de distintos materiales como goma que podías tocar y otras que se encontraban detrás de una vitrina; además de dibujos, bocetos o filmaciones por pantalla.

El Museo cuenta además con un cine que se llama Saturno con capacidad para 80 personas en donde cada mes se proyecta un cortometraje distinto. Con la entrada al museo tuvimos acceso, por única vez, al corto llamado " Koro no dai-sanpo", realizado en el año 2002, que dura 14 minutos y narra la historia de un cachorro llamado Koro, cuya dueña es una niña de un pequeño pueblo. En un descuido un día se deja la puerta abierta y Koro se escapa. Desde ese momento, la chiquita comienza a buscarlo con la ayuda de los vecinos mientras Koro vive diversas aventuras en su camino.

Digo por única vez porque al ingresar a la sala del cine, te marcan la entrada como comprobante de que ya la has visto y ya no podrás volver a ingresar a verla otra vez. Así que hay que aprovechar y estar con los 5 sentidos atentos a un cortometraje que sólo podrás ver dentro del Museo, ya que no se proyecta en ningún otro lado, y posiblemente por única vez en tu vida.

Entre una experiencia y otra, nos tomamos un break en el café y restaurant del Museo a comernos unos panchos y helado muy ricos. De ahí nos trajimos las servilletas, un vaso de plástico en donde figura el logo del café -un sombrero de paja, en honor a su nombre-, las etiquetas de las bebidas que tomamos, pensando ya en que serán parte de nuestro journal del viaje que haremos con las agendas de Traveler´s Factory.

También visitamos la tienda "Mamma Aiuto" de donde nos trajimos un par de pines, el peluche del perro protagonista del cortometraje que vimos y un set de acuarelas japonesas de la marca "Holbein" cuya paleta de colores recomienda el propio Hayao Miyazaki quien las utiliza en todas sus películas para dibujar y colorear sus historias.

En las tiendas "Donguri No Kyowakoku" que son las tiendas oficiales de Ghibli, distribuidas por todo Japón, hemos visto muchos más productos de merchandising de las películas de Ghibli, de las que nos hemos traído varias cosas, desde peluches, títeres de dedos, y demás pero igualmente les recomiendo visitar la tienda de regalos del Museo porque allí encontrarán artículos que sólo ahí podrán comprar, como las acuarelas de las que les hablaba o productos vinculados a los cortometrajes que se proyectan sólo ahí.

Tampoco nos faltó visitar la librería de la que nos trajimos varias postales y libros ilustrados de algunos de los cortos de animación.

Después de hacer una segunda recorrida por los jardines de los alrededores del museo, incluyendo la visita a la terraza que se accede por una escalera de caracol de hierro, y sacarnos la clásica foto junto a la estatua del robot de la película "El Castillo en el Cielo", emprendimos la retirada con la emoción, satisfacción y agradecimiento de haber podido estar ahí y con la "tristeza" de despedirnos de un lugar al que uno no sabe si tendrá la oportunidad de volver, fundamentalmente por lo difícil de conseguir entradas.

De vuelta a la estación de Mitaka y camino a una librería de diseño muy linda que se llama "Yamada Stationery", próxima a la estación de Mitaka, de la que me traje unos sellos divertidos de personas que sostienen las estampillas en distintas situaciones como yendo en una moto, pintando un cuadro, entre otros, como pueden ver en las fotos, pudimos conocer caminando por sus calles un barrio nuevo que desconocíamos y que por sus bosques y espacios verdes,  sus veredas corriendo a lo largo del río, además de sus carteles alusivos a Totoro, nos remitió a la atmósfera de las películas de Miyazaki y al mundo fantástico al que acabamos de asistir y que poco a poco dejábamos atrás.

De más está decir, si llegaste hasta acá en tu lectura y no te aburriste de leerme, que si admirás a Hayao Miyazaki y has visto sus películas, visitar su museo será una experiencia que jamás olvidarás.

Ya de vuelta, nos queda la satisfacción de poder seguir disfrutando con cada película que valoraremos ahora mucho más y tenemos la esperanza de que Hayao Miyazaki postergue, lo más posible, su retiro anunciado en el año 2013, en el ámbito de los premios Oscar por su última película "El viento se levanta", así poder seguir sumergidos en su mágico mundo.

Aparentemente volvió de su retiro para continuar trabajando en Kemushi no Boro (Boro la oruga), un corto que estaba pensado para proyectarse en el Museo Ghibli. El museo anunció que lo proyectará el 21 de marzo de este año, siendo su primera obra estrenada desde su última película "El Viento se levanta".

Ahora mismo, el director se encuentra abocado en la elaboración del filme Kimitachi wa Dou Ikiru ka?, que espera completar en el año 2020.

Por ahora puedo decir que por lo visto y por el bien de todos, tendremos Miyazaki para rato!!

Arigato,

Lucía Gelly Cantilo
Todas las fotos son de mi autoría y propiedad.

Autobus que nos trasladó al Museo desde la estación de Mitaka
Cartel en una de las entradas al Museo
Haciendo cola para entrar

Parte exterior del Museo


Vitreaux de la puerta de entrada al Museo


Estatua del Robot de la película "El castillo en el cielo"


Jardines de la terraza del Museo a la que se accede por escalera



Susuwatari (Conejos de Polvo) de Totoro

Zonas estilo campo, en los alrededores del Museo

Bomba de agua que funcionaba

Adorno sobre el piso cercano la bomba de agua

Cafe del Museo (The Straw Hat Cafe)

El menú del Restaurant del Museo

Restaurant del Museo

Bebidas que tomamos (Cerveza y agua mineral)

Baño con estilo campestre y antiguo del museo, divino!!


Banco con forma de pez, a la salida del salón del Nekobus, próximo a la escalera caracol que conduce a la terraza

Bebedero, a la salida del salón del Nekobus, próximo a la escalera caracol que conduce a la terraza

Cartel que anuncia el cortometraje de Koro y la expoción temporaria de las Comidas de Ghibli

Cola de gente para fotografiarse con Totoro

Logramos finalmente la foto con Oli

Ya de vuelta a la estación, yendo a la librería Yamada Stationery

Carteles de señalización del Museo, alusivos a Totoro

Más carteles divinos en el camino!



Entrada a la Yamada Stationery






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